Según las normas del buen vestir, un hombre no debe abrocharse el segundo botón de su saco. Lo apropiado es solamente tener abotonado el primero. ¿De dónde viene esta costumbre? ¿Tiene algún sentido razonable? La historia tiene la respuesta y se remonta a la época del rey Eduardo VII de Inglaterra.
Según lo que se cuenta, a este rey no le quedaban bien sus trajes y se desabotonaba el segundo botón para sentirse más cómodo. Al no querer que quede avergonzado, las personas de su reino empezaron a imitarlo y eso ha quedado vigente hasta el día de hoy. Otra teoría sobre esta costumbre es que antes se dejaba así la chaqueta para que los dandis puedan mostrar las capas de ropa que llevaban puesta y también puedan montar caballo con comodidad.
Sin embargo, Robert Johnson, director de la sección Moda de la revista británica GQ, asegura que la versión del rey Eduardo VII es la más cercana. Actualmente, hay sacos de un botón y otros que tienen hasta 3 y, en este caso, el botón de arriba se podría abrochar a veces, el del medio siempre y el último queda libre: según la costumbre, el último es el que no se abrocha.
Sin tener la certeza de que la leyenda es cierta o no, los trajes modernos se confeccionan con el objetivo de que el segundo botón no se abroche, haciendo que se entalle al cuerpo con solo abrochar el primero. Aunque, muchos hombres prefieren no abotonarse nada y esto está permitido para sentarse y evitar que la tela se arrugue o estire.
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