Las oscuras historias que nunca se dijeron del Titanic


La historia del Titanic se hizo conocida gracias a la película de James Cameron. Sin embargo, el filme básicamente mostraba la trágica historia de dos amantes. La tragedia real no giró en torno a ellos, sino que fue un hecho que afectó a cerca de 2000 personas. Más allá del éxito en taquillas, la película recibió algunas críticas por la representación tan vaga del hundimiento del barco. Pues, en efecto, predominó el clasismo, pero fue una realidad aún más cruda de lo que deja el filme deja ver.

 

Manos mutiladas y uso de armas de fuego

El 15 de abril de 1912, tras el hundimiento del barco, muchos intentaron salvarse como podían. Pero el número limitado de botes salvavidas fue prácticamente una sentencia para los pasajeros de tercera clase. Muchos de ellos, intentaron subir cómo podían a dichos botes, pero sus manos fueron mutiladas pues temían que, por el peso, los botes también se hundieran.

El diario ABC narra lo ocurrido esa noche, de acuerdo a lo que contó el periodista Nacho Montero en su obra “Los diez del Titanic”. Dos españolas vieron cómo un oficial cortó la mano a uno de los náufragos que intentaba salvarse abordando el bote 12, en el que ellas iban. “Una persona llegó nadando hasta nuestro bote y le cortaron de un hachazo la mano, mientras que a otras hubo que matarlas a tiros”, dijeron las hermanas Florentina y Asunción Durán.

 

Asimismo, el libro de Montero explica que Inglaterra y Estados Unidos abrieron comisiones de investigación después de la tragedia. No obstante, los tripulantes del bote 12 y el resto de sobrevivientes no admitieron que se hubiera negado el auxilio a otros pasajeros o que se hubieran usado armas contra ellos.

 

El misterio de “las luces fantasmas”

Cuando los botes salvavidas se encontraban en el agua, vieron extrañas luces en el horizonte. El capitán Smith pensó que pertenecían a otro navío y ordenó a los sobrevivientes que se dirigieran allá. Pero al llegar, las luces desaparecieron.

 

La teoría que Montero presenta es que se trataba del “Samson”, un ballenero finlandés que transportaba cargamento ilegal desde el norte de Canadá. Desde su cubierta, observaron las bengalas blancas pero se alejaron creyendo que se trataba de guardacostas estadounidenses. En 1962, Naess, el capitán del Samson, confesó en el umbral de su muerte que estuvieron ahí. Pudieron haber salvado a los naufrágos.

 

Cadáveres desechados

Tras la tragedia, llegaría otro hecho altamente criticado. Días después de lo ocurrido, se llevó embarcaciones a buscar los cadáveres para llevarlos a tierra y darles un digno funeral. No obstante, había muchos cuerpos y eran muy pesados para los navíos.

 

La embarcación del Mackay-Bennet estuvo a cargo de recuperar a las víctimas. Según Daily Mail, algunos telegramas del equipo revelan que la embarcación se vio obligada a recuperar la mayor cantidad posible de cadáveres de primera y segunda clase. Y dejaron a los pertenecientes a tercera clase en el agua. De un total de 334 cuerpos rescatados, 116 fueron devueltos al océano.

Los telegramas fueron recuperados gracias al historiador Charles Haas

 

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