Estar en la cárcel debe ser una experiencia nada gratificante debido a que, se supone, es un lugar de confinamiento fuera de lujos en donde se busca reinsertar al preso a la sociedad, siendo esto último algo que muchas veces simplemente no se puede cometer.
Sin embargo, existen lugares que hacen ver esto como una vacación y que dicen mucho del país y de su sistema penitenciario frente a cómo tratan a los presos durante este momento de prisión. Un caso de Al Ha’ir, un centro penintenciario de Arabia Saudita para yihadistas, que alberga 1,000 hombres acusados de terrorismo y que disfrutan de una vida más cómoda que la gran mayoría de personas naturales.
En este lugar que se encuentra a 25 millas al sur de Riyadh uno encontrará colchones tamaño queen, minibares y hasta una piscina cubierta. Además, las visitas conyugales están permitidas y gozan de gimnasio, espacios libres y otras comodidades que no se suelen ver en una cárcel normal.
Pero todas estas comodidades van también acompañados de un programa de reinserción social cuyo objetivo no es incentivar a través de la incomodidad, sino que incentivar a través de la comodidad y el conocimiento. Por ello, diversos estudiosos islámicos trabajan con los reclusos de Al Ha’ir para ayudarles a entender el Islam y el Corán, y abandonar la ideología extremista.
Muchos de los presos de este lugar emprendieron la yihad en el extranjero, cometieron ataques contra el gobierno, o simplemente cayeron en el círculo equivocado. Si bien el encarcelamiento está claramente destinado a castigar, este tipo de prisiones busca también hacer que la persona cambie la mentalidad que lo llevó por el mal camino.
Tras cumplir su condena, los presos no son liberados. Son enviados a centros de rehabilitación donde pasan ocho a 12 semanas recibiendo ayuda de psicólogos, terapias de arte, reciben formación laboral e incluso, el gobierno los ayuda a conseguir esposas, comprar coches y conseguir un trabajo.
La organización de derechos humanos Human Rights Watch dice que las palizas y las torturas también son comunes en estos lugares, sin embargo, es información que el mismo gobierno mantiene clasificada para no cuestionar la eficacia de este sistema que vienen implementado.
Imágenes: David Degner