La cola entre las patas, la mirada caída y ojos tristes en realidad no corresponden a un rostro de culpa. Como humanos, solemos interpretar estos comportamientos perrunos como signo de que nuestros amigos entendieron que hicieron mal y se sienten culpables. Sin embargo, nada más lejano a la realidad. El efecto que los regaños tienen en tu mascota es tal que pensarás dos veces antes de regañar a tu perro.
Un grupo de psicólogos de conducta animal, señala que tiene que ver más con un acto de sumisión y miedo, que con un acto de culpabilidad.
Mirada culpable
El estudio de la doctora Alexandra Horowitz: “Desambiguar la mirada culpable” se enfoca en el concepto de cómo los humanos interpretan las emociones de los perros desde una perspectiva humana. El perro teme a tu voz, gestos y su reacción surge a partir del miedo que le impartes, no porque esté arrepentido por cómo actuó.
Arco de la disculpa
Por otra parte, un estudio realizado por el biólogo Nathan H. Lens explica el denominado ‘arco de la disculpa’. Señala que este comportamiento es común entre los lobos. Es aprendido por los lobeznos en sus primeras fases de integración a la manada. Este gesto es muy similar al que hacen los perros y no significa culpa, sino más bien miedo.
En conclusión, es mejor pensarlo bien antes de regañar a tu perro. Es importante saber que esa mirada de ojos caídos no es porque entienda su culpa, mucho menos que la asuma. Esa mirada es un signo de que infundes temor.
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