En un mundo en el que hablar de las emociones no siempre es prioridad, esa sensación que surge por la pérdida de una mascota muchas veces no es comprendida. Este dolor no suele ser reconocido abiertamente. Es básicamente un tipo de sufrimiento desprotegido y una pena que se lleva en silencio.
No obstante, cada vez hay más investigaciones que prueban que hay un vínculo especial entre los humanos y sus mascotas. Algunos hasta indican que ese vínculo es similar al de una madre con su hijo. Entonces, lo más normal es que, al morir nuestra mascota, sintamos su pérdida y que esta cause dolor. Esto es lo que se conoce como duelo de mascota.
«Tenemos que ser más sensibles a la muerte de una mascota y a la pena que conlleva», afirma Dan Reidenberg, presidente de la Asociación Americana de Psicoterapia. Asimismo, Reidenberg resalta que para superar esa pérdida, el primer paso es reconocer que estás triste.
Permítete llorar
Encapsular las emociones no te hace bien. Si sientes deseos de llorar, hazlo. Había un vínculo muy fuerte y que apreciabas, tienes todo el derecho a llorar si así lo quieres.
No compares tu pena con la de nadie más
Tu pena es solo tuya, compararla no ayuda. “Todos somos diferentes en la forma de procesar nuestros sentimientos, así que hay que aceptar nuestro proceso de duelo», recalca Reinderberg. Si ya pasaron algunos meses y sigues llorando esa muerte, a pesar de que tu amigo aparentemente se recuperó a los días, está bien. Cada persona lo toma diferente.
No te pongas una fecha límite de duelo
No hay un calendario para el duelo de una pérdida. Sentirás ese lamento de acuerdo al significado y calidad de relación con tu mascota y está bien. «Si te obligas a superarlo rápidamente puede que vuelva», señala Reidenberg. «Si lo retrasas, puede que surja luego de muchas maneras como con irritabilidad, falta de concentración, mal desempeño en el trabajo o problemas con las relaciones».
Guarda una foto de tu mascota
El que tu mascota ya no esté no significa que tengas que eliminarla de tu vida. Es mejor atesorar los recuerdos en lugar de ignorarlos. Puede doler al principio pero es el único camino para el cierre.
Decide qué hacer con las cosas de tu mascota
Hay quienes prefieren guardar y empaquetar todo lo de sus mascotas, mientras que otros dejan fuera el bebedero o juguetes. Reinderberg explica: “Lo importante es hacer aquello con lo que te sientas cómodo cuando estás triste”.
Sigue adelante con tu vida
Evidentemente, perder a un ser tan querido como es una mascota es doloroso. Pero no es razón para encerrarte en casa y dejarte consumir por la tristeza.
Considera ser voluntario en un refugio animal
Aun cuando no te sientas emocionalmente preparado para acoger a una nueva mascota, ayudar a pequeños sin hogar y que necesitan cuidados podría ayudarte a sobrellevar la tristeza y dolor.
Busca ayuda si lo necesitas
Hay muchos grupos de apoyo por la muerte de una mascota. Si la pérdida te sigue afectando y sientes que empieza a interferir con tu vida diaria, es mejor pedir ayuda profesional. Reindenberg señala que lo importante es recordar que aunque las emociones sean inesperadas, no por ello dejan de ser válidas.