Comer carne puede significar algo delicioso o parte del día a día para muchos de nosotros. Sin embargo, detrás de ese apetitoso lomo a la parrilla que puede provocarnos saborear un domingo por la tarde, hay ciertas verdades que los medios no nos cuentan, que podrían hacernos volver a pensar si deberíamos saciar ese antojo o no. Porque, por más extraño que parezca, enterarnos de ello podría generarnos incluso una reacción de completo desagrado.
Dichas razones son, en gran medida, el motivo por el cual cada vez más se trata de profundizar la conciencia ecológica en el mundo, como también, por el que se multiplica diariamente el número de vegetarianos y veganos. Aún así, siguen siendo desconocidas por la mayoría de consumidores de carne. Si eres una de esas personas, pues aquí tenemos cinco de esos datos, para que no te quedes más con la duda:
1. El maltrato hacia los animales:
Los pollos, vacas, cerdos, etc. que están destinados, propiamente, a ser nuestro almuerzo del día a día, viven en pésimas condiciones: enjaulados, muchas veces llenos de lodo y/o excremento, mal alimentados y, a veces, enfermos para finalmente ser asesinados de maneras increíblemente violentas. Existen algunos vídeos disponibles en internet donde se pueden ver las terribles torturas que sufren estos seres. Puedes buscarlos, pero eso sí, no te sorprendas si te encuentras a ti mismo no queriendo ver más carne en el resto del día.
2. Químicos y procesos:
En vida, estos animales reciben cantidades desproporcionadas de antibióticos, hormonas de crecimiento, analgésicos, etc. No obstante ello, se les sigue aplicando más químicos, tales como nitratos, sulfitos, amoniaco o monóxido de carbono cuando van a ser vendidos en el supermercado, para así mejorar su apariencia: más “apetitosa”, pero más cancerígena. Lo que comemos no es exactamente “carne fresca”.
3. Nuestra digestión:
Nuestro intestino tarda alrededor de cuatro horas en digerir la carne roja, mientras que las frutas y verduras, solamente una. Hay, por lo tanto, ciertos residuos tóxicos que nos deja la carne que son muy difíciles de eliminar.
4. La contaminación:
Los mataderos y granjas pueden generar un nivel de polución que equivale aproximadamente al triple del que produce la industria. Esto se debe a que sus desechos llegan a parar a los ríos y acuíferos, los cuales, al contaminar todo el entorno, pueden generar enfermedades, principalmente en niños.
5. Toda el agua utilizada:
Para producir un kilo de carne, se necesitan 1.500 litros de agua, y en los tiempos de hoy, eso no es exactamente lo que sobra en el mundo. Hay mucha gente al otro lado del planeta que día a día muere por la escasez de agua, lo cual se podría evitar si se le diera un uso más sensato. ¿No crees?
Finalmente, comer carne o no, será siempre decisión de cada uno. Sin embargo, hay que tomar conciencia de los alimentos que consumimos a diario. Y no solo por las repercusiones que pueda tener en nuestro organismo a largo o a mediano plazo, sino también, por hacer de este mundo un lugar más justo para todos sus habitantes.